Las piezas, de la segunda mitad del siglo XIX, son una alegoría del conocimiento universal, la poesía y la música, y la agricultura y la vida
Las esculturas de fundición presentaban pérdidas, suciedad, fisuras y oxidación que han sido subsanadas tras la intervención que ha dirigido el restaurador Antonio Rico
Rosa María Medina Mínguez, edil de Desarrollo Local y Empleo: “Incorporamos tres piezas más al amplio catálogo de bienes de la Casa de Guevara que está en constante crecimiento, lo que permite a los visitantes descubrir nuevas obras prácticamente en cada visita”
Lorca, 5 noviembre de 2025. La Casa de Guevara ha incorporado nuevas piezas a su patrimonio que acaban de salir del Taller de Restauración Municipal. Se trata de tres esculturas, de la segunda mitad del siglo XIX, de las que dos son del artista francés Augustin Moreau-Vauthier, y una de autor desconocido. “Se incorporan tres piezas más al amplio catálogo de bienes de la Casa de Guevara, con lo que ya son casi 250 las piezas de todo tipo que han sido restauradas. Ya anunciamos durante su inauguración, hace casi dos años, que íbamos a seguir recuperando su patrimonio que está en constante crecimiento, lo que permite a los visitantes descubrir nuevas obras prácticamente en cada visita”, ha afirmado la edil de Desarrollo Local y Empleo, Rosa María Medina Mínguez.
Junto al edil de Cultura, Santiago Parra, al director del Taller de Restauración Municipal, el escultor y restaurador, Antonio Rico, y el archivero municipal, que ha dirigido la musealización de la Casa de Guevara, Manuel Muñoz Clares, ha mostrado las tres piezas que se sumarán a la extensa colección que atesora la también llamada Casa de las Columnas, un paradigma de casa barroca lorquina que fue habitada ininterrumpidamente durante 300 años desde su construcción por el letrado Juan de Guevara y su hijo Gómez de Guevara, que concluiría Juan de Guevara y que fue donada al pueblo de Lorca en 1971 por su última poseedora, Concepción Sandoval Moreno, baronesa de Petrés y de Mayals (1893-1988).
Las piezas, ha detallado la edil de Desarrollo Local y Empleo, han tenido que ser intervenidas en el Taller de Restauración de la Concejalía de Desarrollo Local y Empleo. “Se trata de las alegorías de la historia y de la poesía, del escultor francés Augustin Moreau-Vauthier, y de la agricultura, de autor desconocido. Las tres están enmarcadas en el romanticismo del siglo XIX, un movimiento artístico que se caracteriza por la exaltación de la emoción de forma subjetiva y la libertad compositiva”.
Están realizadas en un material llamado zamak, una aleación de zinc, aluminio, magnesio y cobre, con peanas de madera, bajo la técnica de la fundición. Y sus medidas están entre 58 y 45 centímetros de altura. “La intervención realizada está en consonancia con el estado de conservación que presentaban las obras. Las tres resultaron dañadas como consecuencia de los terremotos de mayo de 2011. Presentaban pérdidas, oxidación, suciedad y desajustes”, ha añadido.
La alegoría o musa de la historia, Clío, había perdido la pluma de la mano derecha, por lo que la actuación ha permitido recuperarla. La reposición ha sido con una aleación ligera fundida. La de la poesía y música, Calíope, presentaba desajustes en su estructura interna, así como su brazo derecho se había desprendido. Se ha procedido a la recolocación del brazo, sellado de fisuras y refuerzo estructural y reintegración de patinado. Y la última, la alegoría o musa de la agricultura, Ceres, mostraba desprendimiento del brazo derecho del putti, fisuras en la pierna de la joven, perdida del brazo derecho y ausencia de policromía y suciedad generalizada. La actuación ha permitido la fijación del brazo desprendido, el sellado de fisuras, la reconstrucción del brazo izquierdo (fundido en aleación ligera) y la reintegración de policromía, entre otros trabajos.
Conjuntamente con su restauración se ha llevado a cabo un completo trabajo de estudio sobre las tres piezas que ha permitido una descripción detallada: “La alegoría de la historia está representada por una joven danzarina que porta un libro en la mano izquierda. En la derecha una pluma y descansa el pie sobre un ‘globus terrarum’, símbolo del conocimiento universal. La que representa a la poesía y la música, titulada ‘Poesie’, es una joven danzarina que sostiene una lira de Afrodita a su derecha y una rama de almendro en flor en la izquierda, como atributos de renovación y la bella armonía. Y la última, la alegoría a la agricultura y la vida, está compuesta por una joven campesina y un putti parado a la derecha. La figura femenina se muestra sembrando, en representación de la esperanza y el esfuerzo. Con el refuerzo del angelito que aporta inocencia y pureza”, ha explicado.
Medina Mínguez ha recordado que poco antes del verano se incorporaban tres jarrones que también resultaron dañados por el terremoto. “Las tres piezas del siglo XX, dos de alabastro y una de porcelana esmaltada, se pueden contemplar en el Salón Verde y en la Sala Harmsen. Dos de las piezas que hoy presentamos irán al Salón Verde, y la tercera, se podrá visitar en la Sala de exposiciones”.
Y ha destacado la importancia de seguir ampliando el catálogo de bienes de la Casa de Guevara, para lo que ha solicitado la colaboración de particulares y empresas a través del plan de mecenazgo dispuesto por el Ayuntamiento. “Es un proceso largo y costoso que vamos a continuar y al que se puede sumar quien lo desee con beneficios fiscales al contribuir a la recuperación del patrimonio. Se han recuperado casi 250 piezas y calculamos que un centenar más precisan de atención, por lo que vamos a seguir en estas tareas”.
Por último, ha insistido en el alcance que lleva consigo la incorporación de manera recurrente de nuevas piezas. “Es un motivo más para visitar la Casa de Guevara de cuando en cuando. Desde su inauguración se han restaurado pinturas, mobiliario y piezas de un valor excepcional que no hay que dejar de contemplar. Es un museo en constante crecimiento, porque aún quedan muchas piezas que se irán sumando a la musealización del monumento, uno de los que más visitas recibe al año de nuestra ciudad”.
AL DETALLE
Alegoría a la historia. Escultura de Augustin Moreau-Vauthier (1831-1893). Segunda mitad del siglo XIX. Representada por una joven danzarina que porta un libro en la mano izquierda. En la derecha, una pluma y descansa el pie sobre un ‘globus terrarum’, símbolo del conocimiento universal. Medidas: 58x28x16 centímetros.
Alegoría a la poesía. Escultura de Augustin Moreau-Vauthier (1831-1893). Segunda mitad del siglo XIX. Representada por una joven danzarina que sostiene una lira de Afrodita a su derecha y una rama de almendro en flor en la izquierda, como atributos de renovación y la bella armonía. Medidas: 58x28x16 centímetros.
Alegoría a la agricultura. Escultura de autor desconocido. Segunda mitad del siglo XIX. Representada por una joven campesina y un putti parado a derecha. La figura femenina se muestra sembrando, en representación de la esperanza y el esfuerzo, con el refuerzo del angelito que aporta inocencia y pureza. Medidas: 45x22x15 centímetros.